María del Carmen se estrena en el eje del cambio de siglo, el 12 de noviembre de 1898, en una época crucial en cuanto al cambio de modelos e ideales del país. La ópera española libra su batalla particular en diversos frentes y Granados, en su primera obra lírica estrenada, decide apostar por esta baza renovadora. La pieza causará tanta admiración como desconcierto, por sus cualidades estructurales y renovadoras, y partiendo desde el análisis de su fuente original, la partitura del estreno de 1898 (recientemente rescatada por Walter Aaron Clark de un coleccionista privado) nos permite confirmar el tratamiento formal de la ópera, cercano al de la Giovane Scuola italiana. Se ratifica, por tanto, su consideración como obra moderna, y así nos permite rastrear las influencias contemporáneas que actúan sobre su composición.