En este artículo muestro cómo en la década de 1940 del siglo pasado una generación de estudiosos trató de liberar a la llamada música incaica de las connotaciones femeninas que le habían sido atribuidas debido a su propensión al modo menor y a su calidad de música conquistada. Mediante una revisión de la obra del musicólogo ecuatoriano Segundo Luis Moreno (1949, 1957) y del musicólogo peruano Policarpo Caballero Farfán (1946, 1988) discuto las estrategias urdidas por una corriente indigenista y nacionalista para construir una imagen viril y corajuda de la música incaica acorde con un nuevo ideal del indio surgido en la primera mitad del siglo XX, que lo presentaba como un ser indómito y rebelde.